Desde hace años trabajo en mi consulta de kinesiología las sensibilidades alimentarias: alergias e intolerancias a alimentos concretos. Ambas se definen como reacciones de nuestro cuerpo a alimentos comúnmente inocuos.
El tema es tremendamente interesante y hablaremos muy en detalle sobre ellas, pero hoy os traigo la relación entre las sensibilidades y los aditivos alimentarios; una relación de dependencia un tanto insana.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) los aditivos alimentarios son sustancias que se añaden a los alimentos para mantener o mejorar su inocuidad, su frescura, su sabor, su textura o su aspecto.
Algunos de ellos se llevan usando desde hace siglos para conservar alimentos, como ocurre con la sal (en carnes como el tocino y los pescados secos), el azúcar (en las mermeladas) y el dióxido de azufre (en el vino). Y aunque existe un comité que se asegura de que sólo se empleen aquellos que resultan inocuos para la salud tras su evaluación, está más que demostrado que algunos de ellos tienen efectos perjudiciales (por no decir nocivos) para nuestra salud y la de nuestros hijos. Es alarmante y esclarecedor ver la relación directa ya justificada científicamente entre enfermedades como síndrome de déficit de atención y el abuso del colorante anaranjado tartracina (E-102) presente en todos los refrescos, golosinas y aperitivos entre otros.
No es mi intención tratar aquí los efectos adversos de estos compuestos, sino dar luz a un hecho que veo cada vez más frecuentemente.
Cuando hay claros síntomas de alergia, intolerancia incluso toxicidad a un alimento y no somos capaces de dar con la clave del alimento que no encaja con nosotros, hay que pensar en los ADITIVOS que este alimento contiene.
Estoy hablando por supuesto de ALIMENTOS PROCESADOS O INDUSTRIALES, aquellos que no son alimentos naturales, sino que han sido tratados y les han añadido en algún punto de la cadena de producción uno o más aditivos (entre su lista de ingrediente aparece algún E, así es como se denominan). Son a estos compuestos a los que estamos sensibilizados.
La sintomatología clínica es muy amplia, aunque predominan los síntomas respiratorios (asma y rinitis principalmente) y de la piel (urticaria, angioedema y dermatitis). Y el único tratamiento posible es llevar una dieta libre del aditivo en cuestión al que somos sensibles, lo que resulta muy difícil por el extenso uso que se hace de ellos en la industria alimentaria sumado a un etiquetado muy precario por falta de legislación en el que no se refleja claramente la presencia de este tipo de sustancias.
Entre los aditivos encontramos conservantes, colorantes, antioxidantes, potenciadores del sabor, y un largo etcétera que podría llegar a aburrirnos. Pero los que nos interesan hoy son los que están implicados en alergias o intolerancias alimentarias por una asociación directa con una situación patológica concreta. Entre los más reactivos encontramos los colorantes, conservantes y antioxidantes.
A continuación, os muestro un resumen de algunos de ellos, los que quizá por su uso más extendido y consumo son más llamativos.
E102 – Tartrazina
Descripción:
Colorante sintético. Es de color amarillo al naranja brillante. Se obtiene derivado del petróleo. Pertenece al grupo de colorantes azoicos.
Uso del aditivo:
Se emplea en productos de pescado, mariscos, bebidas alcohólicas, batidos, gaseosas, refrescos, quesos, conservas vegetales, salsas, mostazas, patatas fritas, snacks, harinas, postres, flanes, galletas, cereales y golosinas. También se utiliza de forma habitual como colorante alimentario para arroz y paellas, en sustitución del azafrán.
Efectos secundarios:
Posible hiperactividad en niños. En grandes dosis es un liberador de histamina y puede aumentar los síntomas del asma y producir eczemas, urticaria e insomnio. Debido a que es un colorante azoico puede provocar intolerancia en personas alérgicas al ácido salicílico. A largo plazo podría ser cancerígeno. Prohibido en Alemania, Austria, Finlandia y Noruega. Recientemente ha sido propuesta su prohibición en Reino Unido.
Peligro / toxicidad: EVITAR
E220 – Dióxido de Azufre (Sulfitos)
Descripción:
Conservante sintético. Los conocidos sulfitos que lleva el vino se forman al poner en contacto el dióxido de azufre con disoluciones alcalinas. Se utiliza para prevenir enzimas, bacterias y evitar la pérdida de color en carnes rojas, frutos secos y vegetales. En panadería se utiliza para mejorar la capacidad de amasado del pan. También se califica como Óxido de Azufre o Anhídrido Sulfuroso.
Uso del aditivo:
Se emplea en vinos, cervezas, vinagres, salsas, bebidas refrescantes, carnes, legumbres, vegetales en conserva, frutos secos, ensaladas, gambas, marisco congelado, caramelos, zumos, jugos, aceitunas, encurtidos, galletas, barritas de cereales, postres dulces, frutas en seco y productos con huevo. No se recomienda el consumo de carne fresca envasada con este aditivo porque se podría enmascarar el deterioro bacteriano caracterizado por la decoloración, aunque la actual legislación vigente permite su uso.
Efectos secundarios:
En dosis bajas provoca irritaciones en el tubo digestivo y hace inactiva la Vitamina B. A largo plazo su consumo regular podría producir avitaminosis (déficit de vitaminas en el organismo). En grandes dosis puede provocar dolores de cabeza, náuseas, vómitos, alergia, irritación de los bronquios y asma.
Peligro / toxicidad: EVITAR
E211 – Benzoato de Sodio
Descripción:
Conservante sintético. Se utiliza para prevenir levaduras, bacterias y algunos tipos de hongos. En este aditivo la concentración es mucho más elevada que la que contiene algunos vegetales de forma natural como el clavo de olor, la rama de canela, las ciruelas, los arándanos y otros frutos rojos.
Uso del aditivo:
Se emplea en refrescos, gaseosas, tónicas, sodas, bebidas energéticas, zumos, jugos, cervezas sin alcohol, licores, vinos, mayonesas, kétchup, salsas picantes, margarinas, mermeladas, membrillos, polos de helado, gelatinas, frutas en almíbar, bollería, pastelería, comidas precocinadas, tortilla de patatas, gazpachos, hummus, aceitunas, altramuces, latas de marisco, conservas de pescado y caviar.
También se utiliza en algunas marcas de ibuprofeno, pasta de dientes, enjuagues bucales y jarabes para la tos.
Efectos secundarios:
En dosis bajas puede producir asma, urticaria y reacciones alérgicas. En personas con alergia al ácido salicílico puede provocar intolerancia.
En grandes dosis mezclado con Ácido Ascórbico E300 (vitamina C) puede formar benceno, un hidrocarburo cancerígeno. Si se mezcla con sulfitos o con algunos colorantes artificiales se pueden provocar hiperactividad y otros problemas neurológicos. Su acumulación en el organismo podría favorecer a largo plazo la aparición de tumores.
Después de conocer estos efectos, en los últimos años las marcas más vendidas de refrescos que contenían altas cantidades de benzoato han reformulado sus bebidas para entrar dentro de los límites establecidos como seguros para la salud o han sustituido este conservante por otros menos dañinos.
Atención: Prohibido su uso en comida para animales porque incluso en pequeñas dosis es letal para perros y gatos. En estudios con animales de laboratorio provocó ataques epilépticos.
Peligro / toxicidad: EVITAR
E621 – Glutamato Monosódico
Descripción:
Potenciador del sabor semisintético. Se obtiene por fermentación bacteriana de azúcares residuales de origen vegetal o animal. Como su sabor es diferente de salado, dulce, ácido o amargo, por ello recibe el nombre de Umami, que significa sabroso en japonés. Por sí solo no tiene un sabor agradable y necesita de aromas para potenciar los alimentos. Se utiliza como sustituto de la sal.
El consumo de este aditivo invita a seguir comiendo y se asocia popularmente con la comida basura y los productos industriales. Es muy utilizado en la cocina asiática, siendo China el mayor productor mundial y consumidor de este aditivo. También se califica como Glutamato Sódico, Proteína Hidrolizada o Extracto de Levadura.
Uso del aditivo:
Se emplea en productos fritos, snacks, chips, sopas en polvo, pastillas de caldo, patés, pizzas, embutidos, salsas, condimentos, arroz, fideos chinos, alimentos precocinados, aceitunas, encurtidos en conserva, productos cárnicos y otros derivados del pescado. También se utiliza en productos dietéticos para evitar el consumo de sal.
Efectos secundarios:
En dosis bajas es capaz de destruir las neuronas del cerebro con gran rapidez. Está contraindicado en personales que sufran enfermedades neurológicas como el Transtorno Bipolar, Parkinson, Alzheimer, Epilepsia y Esquizofrenia. Un estudio de la Universidad de Michigan descubrió que niveles altos del aditivo glutamato en el cerebro puede favorecer la aparición de pensamientos suicidas. En grandes dosis puede provocar reacciones alérgicas y ataques de asma.
Peligro / toxicidad: EVITAR
E250 – Nitrito de Sodio
Descripción:
Conservante sintético. Se utiliza para prevenir bacterias y microbios. También sirve para elaborar la Sal Nitro o Sal Cura, que es una mezcla de sal refinada de mesa con nitritos y nitratos que es utilizado en la conservación y en la curación de carnes y embutidos salados. Muchas veces en los ingredientes va acompañado de Nitrato de Potasio (E252) para potenciar el efecto de este conservante.
Uso del aditivo:
Se emplea en productos elaborados con carne, jamón o pescado.
Efectos secundarios:
En grandes dosis puede reaccionar con la hemoglobina e impedir el transporte de oxígeno en la sangre (metahemoglobinemia). Su uso no está permitido en productos dirigidos a niños menores de 6 meses ya que tienen un tipo diferente de hemoglobina, la cual es mucho más reactiva que la hemoglobina normal. Al mezclarse con cloruro de sodio (sal común) se transforma en las potencialmente cancerígenas nitrosaminas, las cuales se forman en el estómago a partir de nitritos y proteínas.
Peligro / toxicidad: EVITAR
La mejor opción: comer productos naturales y eliminar de nuestra dieta todos los productos procesados, cargados de aditivos, azúcares, sal y grasas saturadas innecesarios y nocivos para nuestro equilibrio interno.